viernes, 22 de abril de 2011

Pesadilla de medianoche

Se despertó a pensar. Estaba pagando el costo de su capricho. Esa mariposa que les empezó a recorrer el estómago meses atrás. Nunca imaginó que tal niña que tanto tiempo vio tan lejana, ahora no pudiera sacársela de la cabeza.
Pensó en el tiempo, se acordó cuando le dijeron que borra todo. "Mentira", pensó enrabiado. Ni el tiempo ni nada de lo que él conocía podían borran los momentos vividos a su lado. 
Se dio cuenta que el problema era que sólo ellos eran los culpables. Nunca se arrepintió de nada y se aseguró a sí mismo que volvería a vivir cada episodio a su lado. Ese amor tan lindo, bello, sano y puro; le hacía importarle un carajo todo el dolor que sentía. Sabía que cada segundo lo aprovechó al máximo.
Decidió reconocer la verdad. Se hundía en la vergüenza por haber callado tanto, pero el orgullo por haber dicho siempre la verdad lo sacaba a flote. "Nunca quise arruinar el momento", se consolaba patéticamente.
Siguió con su declaración: no había noche en que no durmiera abrazado a esa foto, soñando que al despertar sería ella. Quería dilucidar la verdad, saber cuándo el sueño más maravilloso de su vida se convirtió en la pesadilla más horrible. 
Apagó la luz y volvió a dormir, a soñar con ese beso -que espera- nunca acabará.

Atte, el Poeta Urbano

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