sábado, 23 de julio de 2011

Obligado imaginar

Edificio rojo, aspecto clásico. Escondido entre el Parque Bustamante y la Plaza Baquedano. Da la impresión de que uno se aleja del centro de Santiago, para entrar en un mundo distinto. Departamento 46. Cuadros y más cuadros. Muñecas gigantes. Colección de paraguas. Rincones de caballos. Gran espacio para el asombro, poco para el tránsito expedito. Gardel por doquier. Un modelo a escala real de Chaplin, que asustaría a cualquier niño. Fascinación por El Principito. Dicen que "lo esencial es invisible a ojos ojos", pero no a los de un buen periodista. Imágenes religiosas rebalsan las paredes, quizás para esconder grietas de temblores pasados. Lugar tétrico para cobardes, paraíso para valientes.
Pieza aparte para Neruda. Fotografías, figuras y libros siguen la lógica del departamento y se agolpan buscando un espacio cómodo.
Faltan palabras para seguir describiendo esta selva de accesorios y adornos para el hogar. Cuelgan los payasos. Quieren recordar y buscar la felicidad en los visitantes, tal como ese cuadro de hermanos juguetones.
Acúsome padre: ¡Soy periodista!

Atte, el Poeta Urbano

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